/ viernes 15 de noviembre de 2024

¡De bien para arriba! / “Día Mundial sin Alcohol”

Dentro de los grandes azotes de la humanidad, además de las guerras, las hambrunas, la miseria extrema y las catástrofes naturales, están las drogas que cobran miles de vidas cada día; según reportes del Programa de Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas, más del 50% de los delitos y muertes violentas a nivel mundial están relacionados de una u otra forma con toxicomanías.

Con referencia a las adicciones, se aborda en especial el alcoholismo ya que su consumo indebido e irresponsable constituye no solamente un factor de riesgo en la aparición de enfermedades crónicas sino también trae consigo nefastas consecuencias individuales, económicas y sociales, la situación actual de este problema de salud demanda un trabajo interdisciplinario e interinstitucional.

El consumo de alcohol está vinculado a numerosos problemas de salud, como enfermedades hepáticas, trastornos mentales, cáncer y accidentes de tráfico, además, su abuso puede afectar la dinámica familiar, laboral y social, aumentando el riesgo de violencia y conflictos, por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instauró el 15 de noviembre como “Día Mundial sin Alcohol” con el objetivo principal de fomentar la responsabilidad de las personas, sobre todo de las y los adolescentes y jóvenes de todas las regiones del mundo, para controlar el consumo de esta sustancia y hacerlos conscientes de sus peligrosas consecuencias.

El uso del alcohol está profundamente arraigado en el paisaje social de muchas sociedades, y cerca de 2 mil 300 millones de personas consumen bebidas alcohólicas en la mayor parte del mundo, al mismo tiempo, más de la mitad de la población mundial mayor de 14 años afirma no haber bebido alcohol en los últimos 12 meses, diversos factores importantes influyen en los niveles y patrones de consumo de alcohol en las poblaciones, como son las tendencias históricas en el consumo de alcohol, la disponibilidad del mismo, la cultura, la situación económica y las medidas de control aplicadas.

El consumo nocivo de bebidas alcohólicas normalmente es una elección individual, pero tiene consecuencias sociales, los daños causados a terceros, no solo las víctimas de los accidentes de tráfico y la violencia, sino también los niños que nacen con fetopatía alcohólica, son el aspecto más evidente de esas consecuencias sociales, los costos de la atención de la salud y de la delincuencia, así como la pérdida de productividad, son adicionalmente aspectos importantes, estos son motivos contundentes para que los gobiernos actúen contra el consumo nocivo del alcohol.

Las consecuencias para la salud pública del consumo nocivo de bebidas alcohólicas son una preocupación importante, ya que el alcohol es una de las principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo, según cálculos de la OCDE, aproximadamente cuatro de cada cinco bebedores reducirían su riesgo de muerte por cualquiera de las causas si disminuyeran su consumo de alcohol en una unidad por semana, por lo tanto, hay muchas posibilidades para mejorar el bienestar de los bebedores y de la sociedad en su conjunto, la información sobre la magnitud de los riesgos causados por el consumo nocivo de alcohol y sobre la eficacia de muchas opciones de política pública para subsanar esos daños nunca había sido tan abundante y detallada como lo es en la actualidad.

El alcoholismo afecta más a los varones adultos, pero está aumentando su incidencia entre las mujeres, ya que hace diez años de cada siete hombres que consultaban por problemas relacionados con el alcohol consultaban tres mujeres y hoy la relación es de seis hombres por cuatro mujeres; la OMS plantea que la cantidad de jóvenes que consumen alcohol aumentó 20% en los últimos años, el estatus actual de este problema de salud es una llamada de alerta y demanda un trabajo interdisciplinario e interinstitucional en aras de disminuir el consumo irresponsable de alcohol, ante tal realidad, se plantea un reto donde la respuesta no puede limitarse a la cura o rehabilitación, el llamado es a la prevención de este mal.

La pregunta debe ser, ¿realmente estamos previniendo el alcoholismo?, el trabajo de prevención no se limita sólo al sector de la salud, toda la sociedad es protagonista de este; diferentes son los sectores y factores que deben actuar mancomunadamente en propiciar a los individuos estos instrumentos que le permitan alejarse de la irresponsabilidad en momentos del consumo del tóxico. Para conseguir un buen efecto preventivo los programas deben acompañarse de otras acciones, como mejorar el clima familiar, incrementar las oportunidades y recursos económicos, brindar mayor participación social, mayor acceso a diferentes servicios y otros; es necesario trabajar en equipo para alcanzar los objetivos.

Mientras tanto, recuerda que todo está previsto para que tengas un día ¡de bien para arriba!

Dentro de los grandes azotes de la humanidad, además de las guerras, las hambrunas, la miseria extrema y las catástrofes naturales, están las drogas que cobran miles de vidas cada día; según reportes del Programa de Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas, más del 50% de los delitos y muertes violentas a nivel mundial están relacionados de una u otra forma con toxicomanías.

Con referencia a las adicciones, se aborda en especial el alcoholismo ya que su consumo indebido e irresponsable constituye no solamente un factor de riesgo en la aparición de enfermedades crónicas sino también trae consigo nefastas consecuencias individuales, económicas y sociales, la situación actual de este problema de salud demanda un trabajo interdisciplinario e interinstitucional.

El consumo de alcohol está vinculado a numerosos problemas de salud, como enfermedades hepáticas, trastornos mentales, cáncer y accidentes de tráfico, además, su abuso puede afectar la dinámica familiar, laboral y social, aumentando el riesgo de violencia y conflictos, por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instauró el 15 de noviembre como “Día Mundial sin Alcohol” con el objetivo principal de fomentar la responsabilidad de las personas, sobre todo de las y los adolescentes y jóvenes de todas las regiones del mundo, para controlar el consumo de esta sustancia y hacerlos conscientes de sus peligrosas consecuencias.

El uso del alcohol está profundamente arraigado en el paisaje social de muchas sociedades, y cerca de 2 mil 300 millones de personas consumen bebidas alcohólicas en la mayor parte del mundo, al mismo tiempo, más de la mitad de la población mundial mayor de 14 años afirma no haber bebido alcohol en los últimos 12 meses, diversos factores importantes influyen en los niveles y patrones de consumo de alcohol en las poblaciones, como son las tendencias históricas en el consumo de alcohol, la disponibilidad del mismo, la cultura, la situación económica y las medidas de control aplicadas.

El consumo nocivo de bebidas alcohólicas normalmente es una elección individual, pero tiene consecuencias sociales, los daños causados a terceros, no solo las víctimas de los accidentes de tráfico y la violencia, sino también los niños que nacen con fetopatía alcohólica, son el aspecto más evidente de esas consecuencias sociales, los costos de la atención de la salud y de la delincuencia, así como la pérdida de productividad, son adicionalmente aspectos importantes, estos son motivos contundentes para que los gobiernos actúen contra el consumo nocivo del alcohol.

Las consecuencias para la salud pública del consumo nocivo de bebidas alcohólicas son una preocupación importante, ya que el alcohol es una de las principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo, según cálculos de la OCDE, aproximadamente cuatro de cada cinco bebedores reducirían su riesgo de muerte por cualquiera de las causas si disminuyeran su consumo de alcohol en una unidad por semana, por lo tanto, hay muchas posibilidades para mejorar el bienestar de los bebedores y de la sociedad en su conjunto, la información sobre la magnitud de los riesgos causados por el consumo nocivo de alcohol y sobre la eficacia de muchas opciones de política pública para subsanar esos daños nunca había sido tan abundante y detallada como lo es en la actualidad.

El alcoholismo afecta más a los varones adultos, pero está aumentando su incidencia entre las mujeres, ya que hace diez años de cada siete hombres que consultaban por problemas relacionados con el alcohol consultaban tres mujeres y hoy la relación es de seis hombres por cuatro mujeres; la OMS plantea que la cantidad de jóvenes que consumen alcohol aumentó 20% en los últimos años, el estatus actual de este problema de salud es una llamada de alerta y demanda un trabajo interdisciplinario e interinstitucional en aras de disminuir el consumo irresponsable de alcohol, ante tal realidad, se plantea un reto donde la respuesta no puede limitarse a la cura o rehabilitación, el llamado es a la prevención de este mal.

La pregunta debe ser, ¿realmente estamos previniendo el alcoholismo?, el trabajo de prevención no se limita sólo al sector de la salud, toda la sociedad es protagonista de este; diferentes son los sectores y factores que deben actuar mancomunadamente en propiciar a los individuos estos instrumentos que le permitan alejarse de la irresponsabilidad en momentos del consumo del tóxico. Para conseguir un buen efecto preventivo los programas deben acompañarse de otras acciones, como mejorar el clima familiar, incrementar las oportunidades y recursos económicos, brindar mayor participación social, mayor acceso a diferentes servicios y otros; es necesario trabajar en equipo para alcanzar los objetivos.

Mientras tanto, recuerda que todo está previsto para que tengas un día ¡de bien para arriba!