La dinámica con que está evolucionando el entorno organizacional exige procesos y estructuras que sean mucho más flexibles y que brinden mayor capacidad de respuesta que los sistemas tradicionales, por supuesto que se requieren nuevas capacidades individuales y organizacionales que puedan impulsar las iniciativas individuales y la disposición para asumir riesgos.
Hoy en día, las organizaciones emplean a un número cada vez mayor de profesionales en Desarrollo Organizacional (DO) y varias organizaciones de profesionales cuentan con áreas y departamentos de desarrollo organizacional, los vínculos de los profesionales del DO con los sistemas de las organizaciones varían de un estilo transaccional a uno transformacional, y en este último, los profesionales facilitan el cambio despertando la energía de los seguidores.
Según el artículo de Fred C. Lunenburg en la revista International Journal of Management, Business, and Administration, un agente del cambio desempeña al menos tres roles distintos: consultor, formador e investigador, por ejemplo, un cambio de TI que implique pasar de utilizar una herramienta heredada a una aplicación de software de servicio requiere que el agente del cambio haga la investigación necesaria, la analice y se asegure de que el cambio es beneficioso antes de empezar con el proceso de implementación, también tiene que convencer al equipo de TI y defender la necesidad de adoptar nuevas tecnologías para mejorar las operaciones de su mesa de servicio de TI, asumiendo así el rol de consultor.
El portal de negocios Gestiopolis define a un agente de cambio como aquellas personas que se muestran como líderes y que prestan atención al presente para tomar acción en el futuro; son personas que se encuentran motivadas y desarrollan determinadas acciones que contribuyen de manera positiva con nuestro entorno, sin embargo, no solo las personas tienen esta motivación, en los últimos años algunas empresas con propósito han logrado ser parte de esto realizando campañas, programas e iniciativas sociales que reafirman el compromiso con sus grupos de interés, convirtiéndolas en verdaderos ejemplos de agentes de cambio.
El impacto y la actividad de un agente de cambio no pueden limitarse a una definición rígida, por el contrario, cada persona tiene una capacidad única para actuar y originar cambios desde un sinfín de ángulos posibles, no obstante, los principios de acción de estas personas coinciden en valores como la empatía, la educación y el liderazgo, pues el espíritu que las caracteriza está estrechamente vinculado con el deseo de promover la transformación social.
En este sentido, un agente de cambio es una persona o entidad que impulsa y facilita la transformación en un sistema, organización o comunidad, su rol implica identificar áreas de mejora, proponer soluciones y motivar a otros a adoptar nuevos enfoques o comportamientos, los agentes de cambio pueden actuar en diversos contextos, como en el ámbito social, organizacional o ambiental, y suelen ser líderes, innovadores o defensores de causas que buscan un impacto positivo.
Un agente de cambio desempeña un papel crucial en la gestión de transformaciones, ya sea a nivel personal, organizacional, comunitario o incluso global, entre las características y funciones clave de un agente de cambio incluyen: tener una visión clara de lo que se quiere lograr y cómo debe ser el futuro después del cambio, motivar e inspirar a otros para que se unan al proceso de cambio, actuando como un guía, introducir ideas nuevas y creativas para resolver problemas o mejorar procesos.
Por supuesto que también debe ser capaz de ajustar su enfoque según las circunstancias y los retos que surjan durante el proceso, ya que no solo lidera el cambio, sino que también ayuda a los demás a comprender y adaptarse, siendo un punto de apoyo durante la transición, ya que fomenta la autonomía y participación de las personas involucradas en el cambio, para que se conviertan también en parte activa del proceso.
Entre otros menesteres y para concluir, el agente de cambio sabe gestionar la resistencia al cambio, que es natural en muchos entornos, y trabaja para superarla a través de la comunicación efectiva, la empatía y la creación de confianza, utilizando herramientas y estrategias estructuradas para planificar, implementar y medir el éxito del cambio, esto puede incluir establecer metas, plazos y monitorear el progreso, por tanto, se vuelven esenciales en organizaciones que buscan innovación o reformulación de estrategias, en movimientos sociales que promueven justicia o igualdad, y en contextos ambientales que necesitan de adaptaciones para enfrentar problemas globales, como el cambio climático.
Mientras tanto, recuerda que todo está previsto para que tengas un día ¡de bien para arriba!