¡Una retahíla de palabras altisonantes que puedan reflejar la molestia que me perturba, son contenidas en mis dedos y no las puedo plasmar en la computadora! El respeto que usted y este espacio merecen me impide escribir todos los folclóricos y peyorativos conceptos que se agolpan en mi pecho ante la indignación causada por las imágenes que recientemente me compartieron y que usted, gentil amigo lector, seguramente ya recibió a través de las redes sociales.
Nuevamente son los jóvenes y, para rematar, nuevamente de Jalisco, los que ocuparon la nota de ocho columnas por manifestar conductas distantes a la educación, el respeto y los valores que debemos enaltecer con nuestra conducta, todos los seres humanos.
En esta ocasión para agravar el de por sí ya vergonzoso hecho de ser menores de edad descarriados y ajenos a cualquier concepto de buenas costumbres, se le debe agregar que fue un acto premeditado de violencia física en contra de un anciano que se encontraba parado en una de las banquetas del mercado “Alcalde” en la zona centro de la “Perla Tapatía”.
En el archivo en video se puede apreciar al hombre de avanzada edad de pie, mientras que el chamaco avanza hacía él de forma disimulada, en tanto es escoltado por otro y un tercero graba desde prudente distancia. Cuando el agresor aparenta seguir de largo, retrocede un paso y, abusando de su condición física, edad y descuido de la víctima, le propina al anciano un severo golpe con el puño y, antes de que caiga, le asesta dos más al indefenso abuelo quien, sin meter las manos por la conmoción ocasionada, cae estrepitosamente al suelo, ante la mirada burlona del imberbe.
Según trascendió en medios nacionales, “los angelitos” estaban participando en un nuevo “reto” divulgado en las redes sociales, relacionado con un conocido programa televisivo de moda de origen coreano que se puede ver en la plataforma de demanda de contenidos más importante del mundo, en el que los participantes deben enfrentarse a una serie de eventos a cambio de una fuerte suma de dinero.
Asimismo, y gracias a que las imágenes se viralizaron en cuestión de minutos, estas llegaron a las manos de uno de los progenitores de los mozalbetes y después de comunicarse con los padres de los otros dos, lo presentó ante la fiscalía del estado de Jalisco en donde ya se abrió una carpeta de averiguación. Horas más tarde, los otros adolescentes fueron también presentados por sus sendos padres.
De igual manera se declaró que, el difundido, no es el único archivo que posee la fiscalía; por lo menos hay dos más, con base en ellos están integrando el expediente que permita sancionar a los abusivos “niños” cuyo actuar ha sido condenado por la sociedad en general que ya exige un escarmiento ejemplar para corregir tal conducta. Ante esto último, la autoridad respondió que se castigará conforme a la ley, pues no se debe olvidar que estos que “presumen de hombres valientes y bragados”, aun están protegidos por su condición de infantes por la justicia mexicana.
¿Qué está pasando con la juventud? ¿Qué ocurre con los niños que, de la noche a la mañana, en la transición propia de su crecimiento, se pierden en una maraña de desinformación que los lleva a cometer actos de inhumano salvajismo? ¿Cómo controlar el acceso a este tipo de contenidos que confunden a las nuevas generaciones?
Yo sé que otras preguntas que usted estará construyendo, gentil amigo que tiene en sus manos este ejemplar de El Sol de Tampico, son relacionadas con los padres de familia. ¿En dónde están? ¿Por qué descuidaron a los chamacos? ¿Por qué no les pusieron la atención debida? En un acto de honestidad, creo que debemos replantear todos esos cuestionamientos de los renglones anteriores por varias razones que a continuación le compartiré y no con ello es mi deseo convencerle de que este servidor es asistido por la razón y el atino, es simplemente mi opinión.
En primer término, sabemos que, a diferencia de años anteriores, los progenitores de la generación actual se encuentran laborando más de ocho horas al día debido a que la situación económica que prevalece actualmente es muy distinta a aquellas que vivieron nuestros padres y abuelos, por lo que física y, en ocasiones, psicológicamente, se encuentran como figuran lejanas en el contexto de los hijos y, en otras, son completamente inexistentes.
El segundo factor es la accesibilidad a los contenidos. La tecnología cada vez más barata con medios más rápidos y promociones en tiendas a las que hasta los chamacos pueden acceder, han hecho que los muchachos sean dueños de celulares, tabletas y hasta relojes en los que se comparten contraseñas, cuentas y servicios sin consideración alguna. Aquel que puede pagar un servicio de televisión por demanda, le comparte a sus amigos su cuenta y, después, refuerzan lo visto con la información de las redes sociales en las que, prácticamente, todo es posible.
El incremento de estos dos fenómenos – el descuido de los padres y el acceso a los medios y accesorios – es directamente proporcional al incremento de actos de violencia, contrarios a las buenas costumbres, carentes de valores y ajenos a la sana convivencia en los contenidos que se divulgan. Esta cultura del antivalor está en función de la demanda mercadológica en aras de ganar suscriptores o seguidores para su respectivo servicio o canal, según sea el caso.
¿Estos son los ciudadanos del mañana? ¿Este es el futuro de México? ¡Si a usted le preocupa AMLO, el PRIAN, Morena, Calderón, Peña o cualquier otro funcionario actual o pasado le invito a que ya no perdamos tiempo! ¡Vamos a preocuparnos por rescatar a los jóvenes!¡Hagamos buenos ciudadanos cuando todavía se puede!
Los otros ya están hechos con sus modos y sus mañas, con sus aciertos y sus errores y eso ya no lo vamos a cambiar.
¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”
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