/ jueves 29 de diciembre de 2022

¿Cómo combatir la pobreza?

Para decirlo sin rodeos, la pobreza se combate creando riqueza. Debemos comenzar aceptando que la riqueza no se puede repartir, se debe crear. La historia nos demuestra que cuando los gobiernos se concentran en “distribuir la riqueza”, la destruyen y llevan a sus economías al colapso.

Por otro lado, la acumulación de capital es condición necesaria para llevar a los países al desarrollo, por lo que se debe fomentar, no inhibir. No hace muchos años, la economía mexicana era totalmente incapaz de generar ahorro interno por lo que era adicta a los recursos externos.

Es imposible olvidar las consecuencias de ello: una sucesión de crisis terribles que arrasó con la poca riqueza financiera de millones de familias y empresas mexicanas.

¿Cómo se crea la riqueza?

La creación de riqueza tiene un ciclo:

1.Idea genial: alguien identifica una necesidad del mercado y tiene una idea excepcional para satisfacerla. Después de muchos esfuerzos ―diseños, patentes, registros de marca, elaboración de un plan de negocios, búsqueda de inversionistas y un largo etcétera― logra poner su idea en marcha a través de una empresa. Algunos emprendedores logran capitalizar su idea, llevarla al mercado, beneficiar a sus clientes, crear empleos y hacerse ricos, otros desafortunadamente fracasarán, pero la sociedad siempre se beneficia de los esfuerzos de innovación.

2.Replicación y maduración: al ver el éxito de la idea genial del emprendedor original, cientos o quizá miles de otros empresarios alrededor del mundo tratarán de copiar esta idea y de hacerle mejoras o “tropicalizarla”, lo que también beneficia a los clientes y genera oportunidades de empleo. Este nuevo producto ―con todas sus variantes— se hace común, se crea toda una industria y conforme pasa el tiempo la competencia causa que los márgenes y el precio disminuyan, lo que beneficia aún más al consumidor.

3.Disrupción: la nueva realidad del mercado poco a poco se normaliza… hasta que surge otra idea genial que nos lleva de nuevo al punto (1), en un ciclo incesante de creación de bienestar.

¿Qué entorno se requiere para crear riqueza?

Este círculo virtuoso de creación de riqueza requiere un entorno especial con algunos componentes indispensables:

Libertad de acción. Permite a los emprendedores poner en práctica sus ideas, porque sin acción no hay empresa. Para garantizar esta libertad, necesitamos una regulación sea sencilla, que el marco fiscal sea razonable y eficiente, sin monopolios ni privilegios de acceso al mercado, ni subsidios que beneficien a algunos pocos. Las políticas comerciales proteccionistas también limitan nuestra libertad de acción.

Acceso al capital. Para poner en práctica sus ideas, un emprendedor requiere tener acceso al capital. El capital no tiene fronteras, por lo que, para que los empresarios de un país tengan acceso a él, es necesario que la economía donde operan ofrezca condiciones de estabilidad para los inversionistas ―también es importante no enfrentar la competencia desleal del gobierno en el acceso al mercado de capitales con incesantes emisiones de deuda para fines totalmente improductivos―. Desafortunadamente, en México el acceso al mercado de capitales sigue restringido a unos cuantos, lo que limita nuestras posibilidades de desarrollo.

Cambio cultural. México necesita un Cambio Cultural para convertirse en una economía desarrollada. Uno de sus componentes es el impulso de una Cultura Emprendedora. Tradicionalmente, los mexicanos somos poco tolerantes al riesgo. Sin una disposición a enfrentar la incertidumbre, es difícil que nos decidamos a crear empresas bien capitalizadas. Lamentablemente en nuestro país, los pocos que arriesgan todo para emprender, no sólo carecen del más mínimo soporte, sino que, además, tienen que sobrellevar los increíbles obstáculos que les ponen enfrente nuestros “servidores públicos”. A los emprendedores se les debe proteger e incentivar, no atacar con impuestos y regulaciones excesivas que dificultan sus actividades.

Entonces, lejos de promover la lucha de clases y “repartir la riqueza”, una misión destinada al fracaso, el mandato de los gobiernos debe ser preservar y reforzar las condiciones para su creación, de modo que cada individuo pueda acceder a la prosperidad a través de su propio esfuerzo, dedicación y formación de capital humano.

La lucha de clases no genera prosperidad sino miseria. Lo que todos debemos exigir es igualdad ante la ley e igualdad de oportunidades, no de resultados. De lo contrario se elimina todo incentivo para alcanzar la excelencia, con lo que, en un entorno globalizado, nuestro país estaría destinado a la derrota.

Cuando las personas encuentran las condiciones para progresar, naturalmente buscarán generar una mayor riqueza, para ellos y para sus familias. Esto crea mayor prosperidad para el resto de la sociedad: un delicado círculo virtuoso que debemos cultivar.


Para decirlo sin rodeos, la pobreza se combate creando riqueza. Debemos comenzar aceptando que la riqueza no se puede repartir, se debe crear. La historia nos demuestra que cuando los gobiernos se concentran en “distribuir la riqueza”, la destruyen y llevan a sus economías al colapso.

Por otro lado, la acumulación de capital es condición necesaria para llevar a los países al desarrollo, por lo que se debe fomentar, no inhibir. No hace muchos años, la economía mexicana era totalmente incapaz de generar ahorro interno por lo que era adicta a los recursos externos.

Es imposible olvidar las consecuencias de ello: una sucesión de crisis terribles que arrasó con la poca riqueza financiera de millones de familias y empresas mexicanas.

¿Cómo se crea la riqueza?

La creación de riqueza tiene un ciclo:

1.Idea genial: alguien identifica una necesidad del mercado y tiene una idea excepcional para satisfacerla. Después de muchos esfuerzos ―diseños, patentes, registros de marca, elaboración de un plan de negocios, búsqueda de inversionistas y un largo etcétera― logra poner su idea en marcha a través de una empresa. Algunos emprendedores logran capitalizar su idea, llevarla al mercado, beneficiar a sus clientes, crear empleos y hacerse ricos, otros desafortunadamente fracasarán, pero la sociedad siempre se beneficia de los esfuerzos de innovación.

2.Replicación y maduración: al ver el éxito de la idea genial del emprendedor original, cientos o quizá miles de otros empresarios alrededor del mundo tratarán de copiar esta idea y de hacerle mejoras o “tropicalizarla”, lo que también beneficia a los clientes y genera oportunidades de empleo. Este nuevo producto ―con todas sus variantes— se hace común, se crea toda una industria y conforme pasa el tiempo la competencia causa que los márgenes y el precio disminuyan, lo que beneficia aún más al consumidor.

3.Disrupción: la nueva realidad del mercado poco a poco se normaliza… hasta que surge otra idea genial que nos lleva de nuevo al punto (1), en un ciclo incesante de creación de bienestar.

¿Qué entorno se requiere para crear riqueza?

Este círculo virtuoso de creación de riqueza requiere un entorno especial con algunos componentes indispensables:

Libertad de acción. Permite a los emprendedores poner en práctica sus ideas, porque sin acción no hay empresa. Para garantizar esta libertad, necesitamos una regulación sea sencilla, que el marco fiscal sea razonable y eficiente, sin monopolios ni privilegios de acceso al mercado, ni subsidios que beneficien a algunos pocos. Las políticas comerciales proteccionistas también limitan nuestra libertad de acción.

Acceso al capital. Para poner en práctica sus ideas, un emprendedor requiere tener acceso al capital. El capital no tiene fronteras, por lo que, para que los empresarios de un país tengan acceso a él, es necesario que la economía donde operan ofrezca condiciones de estabilidad para los inversionistas ―también es importante no enfrentar la competencia desleal del gobierno en el acceso al mercado de capitales con incesantes emisiones de deuda para fines totalmente improductivos―. Desafortunadamente, en México el acceso al mercado de capitales sigue restringido a unos cuantos, lo que limita nuestras posibilidades de desarrollo.

Cambio cultural. México necesita un Cambio Cultural para convertirse en una economía desarrollada. Uno de sus componentes es el impulso de una Cultura Emprendedora. Tradicionalmente, los mexicanos somos poco tolerantes al riesgo. Sin una disposición a enfrentar la incertidumbre, es difícil que nos decidamos a crear empresas bien capitalizadas. Lamentablemente en nuestro país, los pocos que arriesgan todo para emprender, no sólo carecen del más mínimo soporte, sino que, además, tienen que sobrellevar los increíbles obstáculos que les ponen enfrente nuestros “servidores públicos”. A los emprendedores se les debe proteger e incentivar, no atacar con impuestos y regulaciones excesivas que dificultan sus actividades.

Entonces, lejos de promover la lucha de clases y “repartir la riqueza”, una misión destinada al fracaso, el mandato de los gobiernos debe ser preservar y reforzar las condiciones para su creación, de modo que cada individuo pueda acceder a la prosperidad a través de su propio esfuerzo, dedicación y formación de capital humano.

La lucha de clases no genera prosperidad sino miseria. Lo que todos debemos exigir es igualdad ante la ley e igualdad de oportunidades, no de resultados. De lo contrario se elimina todo incentivo para alcanzar la excelencia, con lo que, en un entorno globalizado, nuestro país estaría destinado a la derrota.

Cuando las personas encuentran las condiciones para progresar, naturalmente buscarán generar una mayor riqueza, para ellos y para sus familias. Esto crea mayor prosperidad para el resto de la sociedad: un delicado círculo virtuoso que debemos cultivar.


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