/ sábado 27 de julio de 2024

Cantos del Poder / Miscelánea sabatina

Con la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024, escribo estas líneas en honor de don Jesús Elizondo Nájera, el deportista olímpico tamaulipeco más completo y, para mí gusto, el mejor.

Su fructífera trayectoria en el olimpismo incluye su destacada participación como tirador en Match inglés, su atinada gestión como juez nacional e internacional y su relevante actuación como directivo en México y el mundo.

Don Jesús tuvo el don de cumplir sus metas. Como persona, deportista, juez y directivo, sobresalió por su conocimiento y gran corazón.

Quienes tuvimos el privilegio de tratar a Don Jesús, tampiqueño y tamaulipeco extraordinario, sabemos que hacía suyo el lema oficial de los Juegos Olímpicos, "Citius, Altius, Fortius", que significa "más rápido, más fuerte, más alto". Un llamado a la excelencia personal. Su ejemplo siempre nos recordará lo importante que es esforzarse al máximo.

Lector, los mosquitos infectan de malaria a más de quinientos millones de personas cada año, de las cuales aproximadamente un millón… mueren. Se afirma que la picadura de los “pequeños vampiros” puede ser letal, tanto como la mordedura de serpientes venenosas.

Los zancudos son transmisores de varias enfermedades, el dengue, chikungunya, la encefalitis viral y el virus del Nilo, todas potencialmente mortales para más de la mitad de la población del planeta.

En nuestra zona geográfica el dengue es transmitido por un mosquito del género Aedes aegypti, que se presenta de tres formas clínicas: fiebre por dengue, fiebre hemorrágica por dengue y síndrome de choque por dengue.

Los mosquitos necesitan sangre para alimentarse y vivir, pero si la obtienen de una persona enferma, se infectan y transmiten con su picadura el virus a la población expuesta.

Las prevenciones son: desalojar el agua acumulada en recipientes, sobre todo llantas abandonadas, instalar mosquiteros, utilizar repelentes de insectos, cubrir bien las ventanas de las habitaciones y no dejarlas abiertas.

Los mosquitos son “muchos para encerrarlos y muy pequeños para controlarlos”, por lo que su combate presenta serios y variados obstáculos.

En los años 50 se detectaron especímenes de mosquitos inmunes al DDT. La sustancia para combatirlos los hizo más fuertes. ¿Significa que estamos expuestos sin remedio a los pequeños asesinos? No, de actuar oportunamente y cumplir las debidas precauciones.

De acuerdo con recientes descubrimientos en ingeniería genética, los mosquitos dejarían de existir como un problema para ser la solución. Se investiga para determinar la forma de aumentar la resistencia del sistema inmunológico de los mosquitos con objeto de hacerlos más resistentes a los parásitos que transmiten a los humanos. Se planea la creación de mosquitos mutantes que produzcan en su saliva una vacuna contra los padecimientos que transmiten con cada piquete. Una de las muchas dificultades es que existen alrededor de cien especies diferentes de zancudos que genéticamente necesitan ser alterados. La bioética observa con cuidado estos procedimientos por considerarlos “radicales”, casi como jugar a ser dioses.

Una posible estrategia en la lucha contra el dengue es la desaparición de los “pequeños vampiros chupasangre”, por intermedio de una vacuna para humanos que mande “al otro barrio” a cada mosquito que pique a un huésped vacunado. Mientras el futuro acontece, las campañas de fumigación intensiva y los programas de “descacharrizacion” son indispensables. Educar. Vivir en una cultura de salud y bienestar es la clave. La divisa es evitar que el dengue se propague sin control. La principal alternativa es la acción de las autoridades.

Por otra parte, en las campañas por la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump persiste en su actitud beligerante de “nosotros somos los buenos vecinos, ustedes son los malos”. Lo cierto es que vivimos en una permanente imputación de malas conductas. Es difícil dar una respuesta convincente en defensa de algunos de los sectores afectados. Unos y otros ponen su granito de arena. La alternativa es que alguien de los grandes culpables rompa esa inercia. Ni los propietarios de los medios de producción de bienes y servicios, ni los trabajadores tomarán esa iniciativa. Hay mucho en juego y lo defienden, casi con desesperación, como para llevar a cabo acciones muy corteses. La alternativa posible es la acción de los gobiernos. Pero falta el buen ejemplo cuando Trump pone a México a un dieciseisavo de pulgada del banquillo de los acusados (pese a que somos socios del T-MEC), y en tres de los principales temas de la relación bilateral estamos expuestos a sufrir los picotazos del águila imperial: comercio, migración y seguridad.

Como dicen algunos, México se ha convertido en la piñata electoral del otro lado de la frontera norte. Y "apalear" al vecino es sinónimo de votos. Pero toda acción tiene una reacción, y la mentalidad alejada de los débiles económicamente hablando, seguramente fortalecerá las organizaciones civiles para asuntos latinoamericanos. Instituciones que luchan para que los migrantes hispanos sean reconocidos plenamente.

En este orden de ideas, no es casual la aparición de JD Vance, de 39 años, oriundo de Middletown, Ohio, senador republicano y candidato a la vicepresidencia de Estados Unidos. Su agenda incluye, en primer lugar, poner "a prueba" las políticas internas de nuestro gobierno. Lo primero que hizo ante miles de seguidores en la convención del Partido Republicano fue blandir como único remedio la espada flamígera del Tío Sam.

Vance, autoimbuido del espíritu de los míticos guardianes globales que protegen a la "mejor parte de los habitantes" de uno y otro lado de sus mismas fronteras, incluye, al decir de sus palabras, la intervención en México, cuantas veces sea necesario. Tampoco es casual que el republicano haya vertido en el pasado comentarios irrespetuosos de "las damas con gatos sin hijos", que mínimo revela un pensamiento sumamente conservador.

El senador de Ohio, al lanzar amargos ataques en contra de México, reproduce en pleno siglo XXI el llamado "Destino Manifiesto, por el que una vez firmada el Acta de Independencia de su nación, ya se miraba a tierras iberoamericanas como tierras de promisión, susceptibles de ser anexadas a su glorioso porvenir". Esto choca contra cualquier principio básico de democracia (algo de lo que alardean del otro lado del río Bravo).

La doctrina del "Destino Manifiesto" provocó que nuestro país perdiera territorio en 1848. Tras de dos años de guerra por la anexión de Texas, nuestros vecinos se adueñaron del que entonces era el 55% del suelo nacional, incluido los actuales estados de Nuevo México, California, Nevada y Arizona.

La rendición de nuestro país causó la firma del tratado Guadalupe-Hidalgo que puso fin a la contienda bélica y en el cual se establecían, entre otras cosas, los nuevos límites territoriales entre estas naciones.

Con la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024, escribo estas líneas en honor de don Jesús Elizondo Nájera, el deportista olímpico tamaulipeco más completo y, para mí gusto, el mejor.

Su fructífera trayectoria en el olimpismo incluye su destacada participación como tirador en Match inglés, su atinada gestión como juez nacional e internacional y su relevante actuación como directivo en México y el mundo.

Don Jesús tuvo el don de cumplir sus metas. Como persona, deportista, juez y directivo, sobresalió por su conocimiento y gran corazón.

Quienes tuvimos el privilegio de tratar a Don Jesús, tampiqueño y tamaulipeco extraordinario, sabemos que hacía suyo el lema oficial de los Juegos Olímpicos, "Citius, Altius, Fortius", que significa "más rápido, más fuerte, más alto". Un llamado a la excelencia personal. Su ejemplo siempre nos recordará lo importante que es esforzarse al máximo.

Lector, los mosquitos infectan de malaria a más de quinientos millones de personas cada año, de las cuales aproximadamente un millón… mueren. Se afirma que la picadura de los “pequeños vampiros” puede ser letal, tanto como la mordedura de serpientes venenosas.

Los zancudos son transmisores de varias enfermedades, el dengue, chikungunya, la encefalitis viral y el virus del Nilo, todas potencialmente mortales para más de la mitad de la población del planeta.

En nuestra zona geográfica el dengue es transmitido por un mosquito del género Aedes aegypti, que se presenta de tres formas clínicas: fiebre por dengue, fiebre hemorrágica por dengue y síndrome de choque por dengue.

Los mosquitos necesitan sangre para alimentarse y vivir, pero si la obtienen de una persona enferma, se infectan y transmiten con su picadura el virus a la población expuesta.

Las prevenciones son: desalojar el agua acumulada en recipientes, sobre todo llantas abandonadas, instalar mosquiteros, utilizar repelentes de insectos, cubrir bien las ventanas de las habitaciones y no dejarlas abiertas.

Los mosquitos son “muchos para encerrarlos y muy pequeños para controlarlos”, por lo que su combate presenta serios y variados obstáculos.

En los años 50 se detectaron especímenes de mosquitos inmunes al DDT. La sustancia para combatirlos los hizo más fuertes. ¿Significa que estamos expuestos sin remedio a los pequeños asesinos? No, de actuar oportunamente y cumplir las debidas precauciones.

De acuerdo con recientes descubrimientos en ingeniería genética, los mosquitos dejarían de existir como un problema para ser la solución. Se investiga para determinar la forma de aumentar la resistencia del sistema inmunológico de los mosquitos con objeto de hacerlos más resistentes a los parásitos que transmiten a los humanos. Se planea la creación de mosquitos mutantes que produzcan en su saliva una vacuna contra los padecimientos que transmiten con cada piquete. Una de las muchas dificultades es que existen alrededor de cien especies diferentes de zancudos que genéticamente necesitan ser alterados. La bioética observa con cuidado estos procedimientos por considerarlos “radicales”, casi como jugar a ser dioses.

Una posible estrategia en la lucha contra el dengue es la desaparición de los “pequeños vampiros chupasangre”, por intermedio de una vacuna para humanos que mande “al otro barrio” a cada mosquito que pique a un huésped vacunado. Mientras el futuro acontece, las campañas de fumigación intensiva y los programas de “descacharrizacion” son indispensables. Educar. Vivir en una cultura de salud y bienestar es la clave. La divisa es evitar que el dengue se propague sin control. La principal alternativa es la acción de las autoridades.

Por otra parte, en las campañas por la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump persiste en su actitud beligerante de “nosotros somos los buenos vecinos, ustedes son los malos”. Lo cierto es que vivimos en una permanente imputación de malas conductas. Es difícil dar una respuesta convincente en defensa de algunos de los sectores afectados. Unos y otros ponen su granito de arena. La alternativa es que alguien de los grandes culpables rompa esa inercia. Ni los propietarios de los medios de producción de bienes y servicios, ni los trabajadores tomarán esa iniciativa. Hay mucho en juego y lo defienden, casi con desesperación, como para llevar a cabo acciones muy corteses. La alternativa posible es la acción de los gobiernos. Pero falta el buen ejemplo cuando Trump pone a México a un dieciseisavo de pulgada del banquillo de los acusados (pese a que somos socios del T-MEC), y en tres de los principales temas de la relación bilateral estamos expuestos a sufrir los picotazos del águila imperial: comercio, migración y seguridad.

Como dicen algunos, México se ha convertido en la piñata electoral del otro lado de la frontera norte. Y "apalear" al vecino es sinónimo de votos. Pero toda acción tiene una reacción, y la mentalidad alejada de los débiles económicamente hablando, seguramente fortalecerá las organizaciones civiles para asuntos latinoamericanos. Instituciones que luchan para que los migrantes hispanos sean reconocidos plenamente.

En este orden de ideas, no es casual la aparición de JD Vance, de 39 años, oriundo de Middletown, Ohio, senador republicano y candidato a la vicepresidencia de Estados Unidos. Su agenda incluye, en primer lugar, poner "a prueba" las políticas internas de nuestro gobierno. Lo primero que hizo ante miles de seguidores en la convención del Partido Republicano fue blandir como único remedio la espada flamígera del Tío Sam.

Vance, autoimbuido del espíritu de los míticos guardianes globales que protegen a la "mejor parte de los habitantes" de uno y otro lado de sus mismas fronteras, incluye, al decir de sus palabras, la intervención en México, cuantas veces sea necesario. Tampoco es casual que el republicano haya vertido en el pasado comentarios irrespetuosos de "las damas con gatos sin hijos", que mínimo revela un pensamiento sumamente conservador.

El senador de Ohio, al lanzar amargos ataques en contra de México, reproduce en pleno siglo XXI el llamado "Destino Manifiesto, por el que una vez firmada el Acta de Independencia de su nación, ya se miraba a tierras iberoamericanas como tierras de promisión, susceptibles de ser anexadas a su glorioso porvenir". Esto choca contra cualquier principio básico de democracia (algo de lo que alardean del otro lado del río Bravo).

La doctrina del "Destino Manifiesto" provocó que nuestro país perdiera territorio en 1848. Tras de dos años de guerra por la anexión de Texas, nuestros vecinos se adueñaron del que entonces era el 55% del suelo nacional, incluido los actuales estados de Nuevo México, California, Nevada y Arizona.

La rendición de nuestro país causó la firma del tratado Guadalupe-Hidalgo que puso fin a la contienda bélica y en el cual se establecían, entre otras cosas, los nuevos límites territoriales entre estas naciones.