/ sábado 20 de julio de 2024

Cantos del Poder / Miscelánea sabatina

En el atentado contra el precandidato del Partido Republicano a la presidencia del vecino país del norte, Donald Trump, acontecimiento del cual podrían surgir novelas, guiones de película, argumentos de teatro e infinidad de memes, las pesquisas se circunscriben a supuestas fallas en el equipo de seguridad que rodea al ahora candidato y a encontrar los motivos por los que un joven de veinte años puede albergar un sentimiento negativo tan fuerte que empuje a la tremenda decisión.

Pero poco se habla de que en el Congreso de Washington D.C. la gran mayoría de las propuestas para un mayor control de las armas (imponer verificaciones de antecedentes judiciales y psiquiátricos para la compra por internet y en comercios especializados) sufren un severo revés legislativo. Y nada indica que esto cambie.

Barack Obama en los primeros cien días de su segundo mandato, y gozando de 49 por ciento de popularidad, falló en su intento de obtener la aprobación para su iniciativa del control de armas. En la “democracia más perfecta del mundo”, la aprobación de una ley requiere de una mayoría del 60 por ciento y no del 50 por ciento, como se pudiera suponer. Y aunque él dijo que habría un segundo round legislativo, nada pasó. El gradual desgaste de su imagen y poder diluyó las promesas.

La pregunta es si el atentado que acaba de suceder acabará como un esbozo episódico, junto a matanzas registradas, contándose en universidades, sitios públicos y privados, centros comerciales y hasta en una corte de justicia.

Por lo demás, agresiones como la que experimentó el candidato republicano son casi imposibles de evitar. La astucia y los conocimientos técnicos nunca llegan a dominar la profecía, a excepción de las pitonisas y videntes que dicen prever esta y otras situaciones, pero sin revelar la fecha, la hora y mucho menos el sitio.

En todo lo que rodea a este episodio del “civilizado mundo moderno”, se advierte el ansia de una sociedad en la que cientos de miles de personas son capaces de arrojarse en brazos de cualquier idea, hecho que muchas veces denota un total abandono del razonamiento y la lógica.

Circulan y se aceptan las más absurdas teorías. Así, no hay manera de rescatar de las garras de lo irracional a seres humanos que en todos los demás aspectos parecen ser sensatos e inteligentes. Hasta en la considerada crema intelectual, se consumen textos sobre el ocultismo y esoterismo en los que una mínima parte aborda críticamente el tema. En sí mismas, todas estas creencias no tendrían nada de malo (todo mundo tiene cierta curiosidad por lo sobrenatural), pero el riesgo es que esta curiosidad está ahora movida por un deseo desesperado, ciego y generalizado por encontrar “la respuesta”.

Millones de personas, inteligentes, racionales y cultas creen haber hallado la panacea universal en ideas sin fundamento científico alguno ni pruebas fidedignas. El común denominador es que se salta de una idea a otra y parece haberse perdido la capacidad crítica o se está en las garras de una ingenuidad casi patológica.

Esto que le comento ocurre en el seno de sociedades avanzadas y sofisticadas del mundo, en las cuales parecen ser rehenes del odio y el miedo. No es una ironía, mínimo representa un aviso de alerta.

Por otra parte, sigue el rechazo del Poder Judicial a la reforma del titular del Ejecutivo. Y sigue el debate público acerca de la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados y la de Senadores, con lo que 380 diputados de Morena, PT y PVEM (coalición Sigamos Haciendo Historia),inmovilizan a los diputados del PRIAN. Pero la sobrerrepresentación es una iniciativa de ley que aprobó el PRIAN en 2009, y se opuso a derogar dicha ley en 2022, negándose a la propuesta de la fracción de Morena. Quién sabe quién les dijo que oponerse a todo es la manera para dejarse ver, levantar la mano, hacerse notar y decir, aquí estoy. En la mente popular se percibe que también se niegan a escuchar sus ruegos y protestas. Pero los ciudadanos ya no quieren oír los mismos y vacuos discursos, sino buscar los foros legislativos y los tribunales de justicia como lugares en los que se resuelven las controversias, los verdaderos problemas que requieren la oportuna y correcta actuación, y no sitios donde se contrapone a la ley la mentira, la chicana, el ardid, la falacia que prolonga indefinidamente las resoluciones, que desde antes de la presentación de la demanda estaba ya definido.

Existen casos que no terminan, que se alimentan por intermedio de la “dádiva” bochornosa, que se prolongan ad infinitum.

En el atentado contra el precandidato del Partido Republicano a la presidencia del vecino país del norte, Donald Trump, acontecimiento del cual podrían surgir novelas, guiones de película, argumentos de teatro e infinidad de memes, las pesquisas se circunscriben a supuestas fallas en el equipo de seguridad que rodea al ahora candidato y a encontrar los motivos por los que un joven de veinte años puede albergar un sentimiento negativo tan fuerte que empuje a la tremenda decisión.

Pero poco se habla de que en el Congreso de Washington D.C. la gran mayoría de las propuestas para un mayor control de las armas (imponer verificaciones de antecedentes judiciales y psiquiátricos para la compra por internet y en comercios especializados) sufren un severo revés legislativo. Y nada indica que esto cambie.

Barack Obama en los primeros cien días de su segundo mandato, y gozando de 49 por ciento de popularidad, falló en su intento de obtener la aprobación para su iniciativa del control de armas. En la “democracia más perfecta del mundo”, la aprobación de una ley requiere de una mayoría del 60 por ciento y no del 50 por ciento, como se pudiera suponer. Y aunque él dijo que habría un segundo round legislativo, nada pasó. El gradual desgaste de su imagen y poder diluyó las promesas.

La pregunta es si el atentado que acaba de suceder acabará como un esbozo episódico, junto a matanzas registradas, contándose en universidades, sitios públicos y privados, centros comerciales y hasta en una corte de justicia.

Por lo demás, agresiones como la que experimentó el candidato republicano son casi imposibles de evitar. La astucia y los conocimientos técnicos nunca llegan a dominar la profecía, a excepción de las pitonisas y videntes que dicen prever esta y otras situaciones, pero sin revelar la fecha, la hora y mucho menos el sitio.

En todo lo que rodea a este episodio del “civilizado mundo moderno”, se advierte el ansia de una sociedad en la que cientos de miles de personas son capaces de arrojarse en brazos de cualquier idea, hecho que muchas veces denota un total abandono del razonamiento y la lógica.

Circulan y se aceptan las más absurdas teorías. Así, no hay manera de rescatar de las garras de lo irracional a seres humanos que en todos los demás aspectos parecen ser sensatos e inteligentes. Hasta en la considerada crema intelectual, se consumen textos sobre el ocultismo y esoterismo en los que una mínima parte aborda críticamente el tema. En sí mismas, todas estas creencias no tendrían nada de malo (todo mundo tiene cierta curiosidad por lo sobrenatural), pero el riesgo es que esta curiosidad está ahora movida por un deseo desesperado, ciego y generalizado por encontrar “la respuesta”.

Millones de personas, inteligentes, racionales y cultas creen haber hallado la panacea universal en ideas sin fundamento científico alguno ni pruebas fidedignas. El común denominador es que se salta de una idea a otra y parece haberse perdido la capacidad crítica o se está en las garras de una ingenuidad casi patológica.

Esto que le comento ocurre en el seno de sociedades avanzadas y sofisticadas del mundo, en las cuales parecen ser rehenes del odio y el miedo. No es una ironía, mínimo representa un aviso de alerta.

Por otra parte, sigue el rechazo del Poder Judicial a la reforma del titular del Ejecutivo. Y sigue el debate público acerca de la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados y la de Senadores, con lo que 380 diputados de Morena, PT y PVEM (coalición Sigamos Haciendo Historia),inmovilizan a los diputados del PRIAN. Pero la sobrerrepresentación es una iniciativa de ley que aprobó el PRIAN en 2009, y se opuso a derogar dicha ley en 2022, negándose a la propuesta de la fracción de Morena. Quién sabe quién les dijo que oponerse a todo es la manera para dejarse ver, levantar la mano, hacerse notar y decir, aquí estoy. En la mente popular se percibe que también se niegan a escuchar sus ruegos y protestas. Pero los ciudadanos ya no quieren oír los mismos y vacuos discursos, sino buscar los foros legislativos y los tribunales de justicia como lugares en los que se resuelven las controversias, los verdaderos problemas que requieren la oportuna y correcta actuación, y no sitios donde se contrapone a la ley la mentira, la chicana, el ardid, la falacia que prolonga indefinidamente las resoluciones, que desde antes de la presentación de la demanda estaba ya definido.

Existen casos que no terminan, que se alimentan por intermedio de la “dádiva” bochornosa, que se prolongan ad infinitum.