/ miércoles 28 de agosto de 2024

Alfa y omega / La amistad; alimento del alma

Noche de bohemia, noche de guitarras, de acordes y armonías musicales, de voces privilegiadas, de amistad y de recuerdos gratos, fue la noche de lunes en el hogar del amigo Constancio Izaguirre Martínez y de su esposa Elida, que, como siempre, brindaron a sus invitados la cálida hospitalidad que todo el tiempo les ha caracterizado.

Fue una velada donde salieron a relucir los afectos y los indestructibles lazos de la música romántica que los unen y que por muchos años han sido el alimento espiritual de su existencia.

Además de Constancio, fundador de la famosa Rondalla Tamaulipeca, estuvieron ahí, con su inspiración y voces privilegiadas, el gran maestro Javier de la Rosa; el trovador de las Huastecas Ramón Chávez “El Jaranero”; Rodolfo Ávalos Puente, Roberto Hernández Saldaña, Rafael Sierra Medina, el ingeniero Óscar Badillo, José María Gordoa, Edmundo Octavio Torres, el ingeniero Víctor Casas Martínez y Felipe Betancourt.

Todos y cada uno de ellos con su propio estilo, en solo, en dueto, en trío, o en conjunto, dejaron salir de su inspiración privilegiada canciones de todos los géneros: románticas, rancheras, sones y más, dejando en cada interpretación una muestra clara de su alta calidad musical.

"El Jaranero" y Jaime de la Rosa, con el manejo magistral de la jarana y el trecillo, iniciaron su intervención musical con dos sones: La sitiera y Caballo viejo de la sabana, que arrancaron los aplausos de todos sus compañeros que dominan el arte de la canción.

Después de que cada uno soltó de su ronco pecho lo mejor de su repertorio, terminó la primera parte de la audición musical y vino la cena.

Elida, la anfitriona, ordenó se sirvieran a la mesa platillos a base de mariscos, tamales, empanadas, espaguetti y vinos generosos: Fueron camarones rebozados con coco, empanadas de salpicón, ceviche con truchas del río Tamesí, tamalitos de camarón y calabaza y no sé cuántas cosas más.

Después vino la segunda parte de las interpretaciones musicales, nueva ronda de más canciones, que terminaron con la unión de todas las voces y guitarras, tipo rondalla, con las bellas melodías de Juan el pescador, Playa sola, Padre nuestro y Sígueme.

Ahí terminó el alud musical de los grandes talentos de Tampico, que se reunieron para despedir a Constancio, a Elida y a Marco Antonio su hijo, porque el próximo viernes regresan a Houma y Thibodaux, su lugar de residencia.

Allá, en el vecino país del norte, Constancio festejará en familia su cumpleaños número 85, con la promesa de que si Dios lo dispone, pronto regresará a la querencia del puerto jaibo y a visitar los parajes del río Tamesí, donde dejó el ombligo para cruzar los caminos que el destino le tenía señalados.

Esta columna, con la disculpa de mis lectores, es un homenaje al amigo sincero, al hermano sencillo que nunca ha olvidado su origen, al hombre que un día emigró con su guitarra y muchas ilusiones, a un país donde a pesar de todas las barreras que encontró, supo salir adelante y conseguir una vida mejor para él y para su familia.

P.D.- Un hermano es un amigo que nos da la naturaleza, un amigo es un hermano que nos da Dios y nuestra conducta.

Noche de bohemia, noche de guitarras, de acordes y armonías musicales, de voces privilegiadas, de amistad y de recuerdos gratos, fue la noche de lunes en el hogar del amigo Constancio Izaguirre Martínez y de su esposa Elida, que, como siempre, brindaron a sus invitados la cálida hospitalidad que todo el tiempo les ha caracterizado.

Fue una velada donde salieron a relucir los afectos y los indestructibles lazos de la música romántica que los unen y que por muchos años han sido el alimento espiritual de su existencia.

Además de Constancio, fundador de la famosa Rondalla Tamaulipeca, estuvieron ahí, con su inspiración y voces privilegiadas, el gran maestro Javier de la Rosa; el trovador de las Huastecas Ramón Chávez “El Jaranero”; Rodolfo Ávalos Puente, Roberto Hernández Saldaña, Rafael Sierra Medina, el ingeniero Óscar Badillo, José María Gordoa, Edmundo Octavio Torres, el ingeniero Víctor Casas Martínez y Felipe Betancourt.

Todos y cada uno de ellos con su propio estilo, en solo, en dueto, en trío, o en conjunto, dejaron salir de su inspiración privilegiada canciones de todos los géneros: románticas, rancheras, sones y más, dejando en cada interpretación una muestra clara de su alta calidad musical.

"El Jaranero" y Jaime de la Rosa, con el manejo magistral de la jarana y el trecillo, iniciaron su intervención musical con dos sones: La sitiera y Caballo viejo de la sabana, que arrancaron los aplausos de todos sus compañeros que dominan el arte de la canción.

Después de que cada uno soltó de su ronco pecho lo mejor de su repertorio, terminó la primera parte de la audición musical y vino la cena.

Elida, la anfitriona, ordenó se sirvieran a la mesa platillos a base de mariscos, tamales, empanadas, espaguetti y vinos generosos: Fueron camarones rebozados con coco, empanadas de salpicón, ceviche con truchas del río Tamesí, tamalitos de camarón y calabaza y no sé cuántas cosas más.

Después vino la segunda parte de las interpretaciones musicales, nueva ronda de más canciones, que terminaron con la unión de todas las voces y guitarras, tipo rondalla, con las bellas melodías de Juan el pescador, Playa sola, Padre nuestro y Sígueme.

Ahí terminó el alud musical de los grandes talentos de Tampico, que se reunieron para despedir a Constancio, a Elida y a Marco Antonio su hijo, porque el próximo viernes regresan a Houma y Thibodaux, su lugar de residencia.

Allá, en el vecino país del norte, Constancio festejará en familia su cumpleaños número 85, con la promesa de que si Dios lo dispone, pronto regresará a la querencia del puerto jaibo y a visitar los parajes del río Tamesí, donde dejó el ombligo para cruzar los caminos que el destino le tenía señalados.

Esta columna, con la disculpa de mis lectores, es un homenaje al amigo sincero, al hermano sencillo que nunca ha olvidado su origen, al hombre que un día emigró con su guitarra y muchas ilusiones, a un país donde a pesar de todas las barreras que encontró, supo salir adelante y conseguir una vida mejor para él y para su familia.

P.D.- Un hermano es un amigo que nos da la naturaleza, un amigo es un hermano que nos da Dios y nuestra conducta.