/ domingo 30 de junio de 2024

Alfa y Omega / El pueblo que olvida su historia

¿Usted cree en los milagros?, yo sí, porque la verdad no hay explicación lógica, -aunque se atribuye a cuestiones de tipo científico-, el que un vaso lagunario tan vasto como lo es el de El Chairel-Champayán, se hayan recuperado de la sequía total en solo una noche de lluvia, después de que "Alberto" falló en su llegada a la costa frente a la zona conurbada

Lo que pasó en la zona sur fue algo extraordinario, nuestras lagunas estaban vacías, la falta de lluvias en varios años terminaron con el almacenamiento del vital líquido y las empresas operadoras del agua hicieron hasta lo casi imposible para que no faltara el suministro a los hogares del sur.

Cuando todo estaba a punto de colapsar con gran magnitud, de repente llega al sur una tormenta tropical -“Alberto”-, pero de forma increíble al tocar tierra aquí, solo dejó caer una llovizna escasa que nadamás mojó las calles. Pero la naturaleza es sabia -¿la naturaleza?- y dos días después del paso de "Alberto" por el puerto, cuando ya se iban apagando las esperanzas de captación en las lagunas, se desató una lluvia torrencial de 24 horas y todo cambió para bien.

"Suerte te dé Dios y lo demás nada te importe", dice un dicho popular y hoy, gracias a la acción de la naturaleza, de una manera, yo digo milagrosa, evitó que sucediera en Tampico, Ciudad Madero y Altamira, una tragedia de incalculables daños.

Ahora bien, la naturaleza obedece en realidad a leyes inmutables, ¿pero quien las dictó?, el genial científico Albert Einstein decía que le era difícil aceptar que el Universo y todo lo que existe, sea cosa de la casualidad. Con tal afirmación, Einstein dejaba en el pensamiento de sus alumnos, la idea de que Dios existe.

Luego entonces, nosotros, los habitantes del sur de Tamaulipas, fuimos auxiliados por fuerzas naturales para evitar el colapso total, pero ¿quien las movió?. De ninguna manera busco con este pergeño -sería una insensatez- sentar ninguna idea contraria a lo que cada quien piensa o cree, sólo se trata de señalar que lo sucedido en días pasados, para mí tiene tintes de fuerzas espirituales que movieron a las fuerzas naturales.

Porque le voy a decir, miles y miles de habitantes de la zona conurbada se unieron en oración permanente y en forma personal, pidiendo a Dios que nos enviara el agua salvadora a nuestras lagunas. La fuerza de la oración es el canal que nos une con El, porque según la Palabra, El está en nosotros. Usted, amable lector, ¿Qué cree?. No obstante, lo que pasó aquí es una lección que no debemos olvidar nunca: Cuidar el agua y construir proyectos que eviten su fuga.

A nosotros nos corresponde el cuidado y uso racional y a las autoridades la preservación del recurso en los vasos hídricos.

P.D.- Como dijera el filósofo español José Agustín Nicolás Ruiz de Santayana “El pueblo que olvida su historia, está condenado a repetirla”-

¿Usted cree en los milagros?, yo sí, porque la verdad no hay explicación lógica, -aunque se atribuye a cuestiones de tipo científico-, el que un vaso lagunario tan vasto como lo es el de El Chairel-Champayán, se hayan recuperado de la sequía total en solo una noche de lluvia, después de que "Alberto" falló en su llegada a la costa frente a la zona conurbada

Lo que pasó en la zona sur fue algo extraordinario, nuestras lagunas estaban vacías, la falta de lluvias en varios años terminaron con el almacenamiento del vital líquido y las empresas operadoras del agua hicieron hasta lo casi imposible para que no faltara el suministro a los hogares del sur.

Cuando todo estaba a punto de colapsar con gran magnitud, de repente llega al sur una tormenta tropical -“Alberto”-, pero de forma increíble al tocar tierra aquí, solo dejó caer una llovizna escasa que nadamás mojó las calles. Pero la naturaleza es sabia -¿la naturaleza?- y dos días después del paso de "Alberto" por el puerto, cuando ya se iban apagando las esperanzas de captación en las lagunas, se desató una lluvia torrencial de 24 horas y todo cambió para bien.

"Suerte te dé Dios y lo demás nada te importe", dice un dicho popular y hoy, gracias a la acción de la naturaleza, de una manera, yo digo milagrosa, evitó que sucediera en Tampico, Ciudad Madero y Altamira, una tragedia de incalculables daños.

Ahora bien, la naturaleza obedece en realidad a leyes inmutables, ¿pero quien las dictó?, el genial científico Albert Einstein decía que le era difícil aceptar que el Universo y todo lo que existe, sea cosa de la casualidad. Con tal afirmación, Einstein dejaba en el pensamiento de sus alumnos, la idea de que Dios existe.

Luego entonces, nosotros, los habitantes del sur de Tamaulipas, fuimos auxiliados por fuerzas naturales para evitar el colapso total, pero ¿quien las movió?. De ninguna manera busco con este pergeño -sería una insensatez- sentar ninguna idea contraria a lo que cada quien piensa o cree, sólo se trata de señalar que lo sucedido en días pasados, para mí tiene tintes de fuerzas espirituales que movieron a las fuerzas naturales.

Porque le voy a decir, miles y miles de habitantes de la zona conurbada se unieron en oración permanente y en forma personal, pidiendo a Dios que nos enviara el agua salvadora a nuestras lagunas. La fuerza de la oración es el canal que nos une con El, porque según la Palabra, El está en nosotros. Usted, amable lector, ¿Qué cree?. No obstante, lo que pasó aquí es una lección que no debemos olvidar nunca: Cuidar el agua y construir proyectos que eviten su fuga.

A nosotros nos corresponde el cuidado y uso racional y a las autoridades la preservación del recurso en los vasos hídricos.

P.D.- Como dijera el filósofo español José Agustín Nicolás Ruiz de Santayana “El pueblo que olvida su historia, está condenado a repetirla”-