/ domingo 28 de julio de 2024

Alfa y omega / Dormir poco

Hoy no se me ocurre nada para escribir, al menos algo digno de relatarse, será porque anoche no podía conciliar el sueño y me quedé dormido hasta ya entrada la madrugada; es decir, hoy amanecí lánguido, con el espíritu dormido y eso me produce falta de inspiración.

Porque en realidad me siento en paz al darle gracias a Dios, por todo lo que me ha dado para que yo sea feliz, sin que EL me haya pedido nada a cambio.

Cómo no agradecer en primer lugar, que me haya dado la vida y me haya permitido llegar a los 84 años de grata existencia, rodeado de tantas cosas que vale la pena darles el verdadero valor, aquel que enriquece a nuestro espíritu y nos eleva a planos emocionales más allá de las riquezas materiales.

Pues sí, todo lo que la naturaleza nos brinda y nos rodea, es el escenario de la gran obra de Dios, creada para dar sustento a nuestra existencia.

Por ello y por lo que a mi corresponde, aún cuando no se me ocurra nada para escribir, me obligo a meditar sobre lo bello de las cosas que nos rodean.

Con tan solo ver la luz del día, debo elevar mis pensamientos hacia la grandeza de la Creación, de lo maravilloso que es vivir y disfrutar del esplendor de lo que es el Universo.

Medito sobre lo hermoso de las flores, de sus olores y de sus colores, pero más sobre el importante rol que juegan en la vida de nuestro planeta.

Y ahora que comienzo a salir de mi languidez, repaso con claridad la maravilla, la belleza y la importancia de los bosques, de los mares, los ríos, la montañas y todo lo que es y vive en el planeta donde vivimos.

Pero sobre todo, celebro que el Gran Hacedor nos haya creado a los humanos con la capacidad de sentir y de amar, porque ello nos permite entender que sobre todas las cosas terrenales, están los hijos, los padres; la familia y los amigos.

Nada sería la vida sin los sentimientos, seríamos como autómatas, como robots, como vegetales con capacidad de moverse.

Hoy pues, como siempre, disfrutaré del paisaje, de los lugares, de mis actividades, de todo lo que me rodea, pero más que nada, del amor de mi familia, sustento primordial de mi existencia.

Hoy, como todos los días, daré gracias a Dios por todo eso que me ha regalado y seguiré por el camino que El me ha señalado, esperando ir a su presencia cuando El me mande llamar. Aquí estaré, gozando de la vida como siempre, aunque a veces no tenga nada que escribir porque amanecí desvelado, pero eso sí, con la capacidad divina de poder pensar sobre la gran fortuna de poder ser un digno hijo de Dios.

A fin de cuentas, creo que el dormir poco una noche, es preferible a dormir para siempre, aunque tenga muchos temas para escribir.

P.D.- La vida es corta, pero es bella.

Hoy no se me ocurre nada para escribir, al menos algo digno de relatarse, será porque anoche no podía conciliar el sueño y me quedé dormido hasta ya entrada la madrugada; es decir, hoy amanecí lánguido, con el espíritu dormido y eso me produce falta de inspiración.

Porque en realidad me siento en paz al darle gracias a Dios, por todo lo que me ha dado para que yo sea feliz, sin que EL me haya pedido nada a cambio.

Cómo no agradecer en primer lugar, que me haya dado la vida y me haya permitido llegar a los 84 años de grata existencia, rodeado de tantas cosas que vale la pena darles el verdadero valor, aquel que enriquece a nuestro espíritu y nos eleva a planos emocionales más allá de las riquezas materiales.

Pues sí, todo lo que la naturaleza nos brinda y nos rodea, es el escenario de la gran obra de Dios, creada para dar sustento a nuestra existencia.

Por ello y por lo que a mi corresponde, aún cuando no se me ocurra nada para escribir, me obligo a meditar sobre lo bello de las cosas que nos rodean.

Con tan solo ver la luz del día, debo elevar mis pensamientos hacia la grandeza de la Creación, de lo maravilloso que es vivir y disfrutar del esplendor de lo que es el Universo.

Medito sobre lo hermoso de las flores, de sus olores y de sus colores, pero más sobre el importante rol que juegan en la vida de nuestro planeta.

Y ahora que comienzo a salir de mi languidez, repaso con claridad la maravilla, la belleza y la importancia de los bosques, de los mares, los ríos, la montañas y todo lo que es y vive en el planeta donde vivimos.

Pero sobre todo, celebro que el Gran Hacedor nos haya creado a los humanos con la capacidad de sentir y de amar, porque ello nos permite entender que sobre todas las cosas terrenales, están los hijos, los padres; la familia y los amigos.

Nada sería la vida sin los sentimientos, seríamos como autómatas, como robots, como vegetales con capacidad de moverse.

Hoy pues, como siempre, disfrutaré del paisaje, de los lugares, de mis actividades, de todo lo que me rodea, pero más que nada, del amor de mi familia, sustento primordial de mi existencia.

Hoy, como todos los días, daré gracias a Dios por todo eso que me ha regalado y seguiré por el camino que El me ha señalado, esperando ir a su presencia cuando El me mande llamar. Aquí estaré, gozando de la vida como siempre, aunque a veces no tenga nada que escribir porque amanecí desvelado, pero eso sí, con la capacidad divina de poder pensar sobre la gran fortuna de poder ser un digno hijo de Dios.

A fin de cuentas, creo que el dormir poco una noche, es preferible a dormir para siempre, aunque tenga muchos temas para escribir.

P.D.- La vida es corta, pero es bella.