/ miércoles 5 de junio de 2024

Alfa y Omega / Claudia lo tiene todo

El triunfo inobjetable de Claudia Sheinbaum Pardo en las recientes elecciones y que la convierte en la primera mujer que llega a la Presidencia de la República en 200 años, revela también que la oposición que en otros tiempos representó un saludable equilibrio político en el país, hoy fue reducida a un ente laxo, sin fuerza, en peligro de extinción.

El domingo, alrededor de la medianoche, Xóchitl Gálvez salió a rectificar lo que en un principio había dicho, que no reconocía el triunfo de Claudia Sheinbaum y que iba a acudir a las instancias electorales para presentar su inconformidad. En esta segunda salida, en televisión abierta, ahora sí aceptó su derrota y felicitó a Claudia por su triunfo.

Colocados en ambos lados de la candidata del PRIAN estaban los dirigentes del PRI y del PAN, Alito y Marko Cortés, quienes no pudieron ocultar su abatimiento por la terrible paliza que estaban sufriendo. Ambos tenían una cara como si estuvieran ante un sepelio, despidiendo a algún amigo o a un ser querido.

Se atribuye al dramaturgo y poeta noruego Henrik Ibsen, el adagio de que una imagen dice más que mil palabras y es cierto, el rostro de ambos -¿dirigentes?- prianistas, eran la confirmación visual de la derrota total.

Jesús Zambrano, -¿líder?- del Partido de la Revolución Democrática, de plano mejor ni se presentó a ese evento, sabedor de que el PRD está dando las últimas bocanadas políticas, a punto de desaparecer del panorama público del país.

Zambrano seguramente tendrá que cargar sobre sus espaldas, el ataúd con el cadáver del PRD para enterrarlo lo más lejos posible y no le recuerde su vergüenza de ser el autor de su liquidación.

Por el contrario, Claudia Sheinbaum representa con su triunfo avasallador, el empoderamiento de la mujer en la política mexicana, ella es ahora la pionera de una nueva era en la cosa pública del país, liderando al poderoso mundo femenil de México, sector que por mucho tiempo estuvo excluido de los asuntos del Estado. Claudia será la continuadora de un proyecto de nación, iniciado por un hombre que siempre soñó con un México sin pobres, soberano, libre de las prácticas de corrupción del pasado y con un futuro de bienestar para todos los mexicanos.

La nueva Presidenta no la tiene fácil, los grupos oligárgicos y las fuerzas regresistas del país, serán no fáciles de convencer de que México tendrá que transitar por senderos de paz, de concordia y de unidad verdadera, para evitar una caída hacia el pasado.

Lo bueno de la administración que presidirá Claudia, es que cuenta con el apoyo de las mayorías, demostrado con la voluntad manifiesta en las urnas el pasado domingo; ese será el bastión de su gobierno, el aliento espiritual que la anime en cada decisión que tome en bien de la Nación.

Claudia lo tiene todo para lograrlo: Inteligencia, preparación, humanismo, experiencia y los más importante que es el apoyo del pueblo mexicano.

P.D.- Ahora, a construir el Segundo Piso de la Transformación.