/ miércoles 4 de diciembre de 2024

Alfa y Omega / Altamira vive una nueva era de transformación

El pasado 30 de noviembre en las instalaciones de la Escuela Preparatoria San Andrés, de Guadalajara, Jalisco, un joven menor de edad agredió a martillazos a sus compañeros de estudios, hechos divulgados profusamente en las redes sociales que conmovieron a la sociedad jalisciense y que luego cundieron en todo el país por la increíble saña con que actuó el agresor.

El enajenado estudiante fue detenido por tres de sus compañeros, pero las autoridades policíacas ocultaron su nombre por ser menor de edad, sin embargo, se supo que el propio agresor se había manifestado a través de las redes como admirador y fan de Adolfo Hitler.

Es increíble cómo a tan corta edad se acumule en un individuo tanta fobia y rencor en contra de sus propios compañeros de estudios y se atreva a agredirlos de manera despiadada con la intención de asesinarlos, lo que refleja un alto grado de descomposición en la sociedad donde se desenvuelve.

Esas actitudes revelan quizá la falta de valores en el seno familiar o posiblemente sean reflejo de la constante apología que del delito provocan los medios de comunicación, con tanta difusión de las acciones de la delincuencia organizada y del poder que acumulan a través del dinero y del miedo.

Ese joven jalisciense, agresor despiadado y desalmado, bien pudiera ser un ejemplo de lo que produce la corrupción social de nuestros tiempos y la ausencia de valores espirituales en el seno familiar. ¿No cree usted?.

En temas más amables, como dice el alcalde Armando Martínez Manríquez, Altamira está viviendo su mejor momento y es verdad, hoy pasa usted por esa ciudad y de seguro notará la transformación que la actual administración municipal ha logrado en tan solo tres años. Hoy sus calles lucen bien pavimentadas y conservadas, sin basura, sin baches y sin fugas de aguas residuales o limpias, con parques y jardines bien conservados y paseos familiares bien cuidados.

Por la noche, toda la ciudad se encuentra profusamente iluminada y si va usted de Tampico por avenida Hidalgo, sabrá que ya entró al municipio altamirense por la belleza de sus arreglos navideños en las palmeras que adornan la avenida, luciendo miles de focos multicolores que anuncian la próxima Navidad y el Año Nuevo. Y al entrar a la ciudad, notará que no hay calle oscura y todas las arterias citadinas lucen iluminación con lámparas de alta intensidad, al igual que los espacios públicos y las colonias populares.

Pero no sólo eso, la verdad es que Altamira ya esa otra ciudad, diferente a la de los tiempos pasados y todo se debe a dos factores: Al intenso trabajo de Armando Martínez que desde las 5 de la mañana comienza su día, los siete días de la semana y al estricto control de las finanzas, donde ya se terminó la era de los derroches y de la corrupción.

Hoy Altamira es referente de una verdadera transformación de su vida política, ejemplo de trabajo continuo y de un profundo amor de quien hoy la dirige como alcalde.

P.D.- En la mañanera del lunes, Armando Martínez Manríquez lo manifestó con mucho sentimiento “Aquí nací y aquí tengo enterrado mi corazón y siempre lucharé por el bien de Altamira”.

El pasado 30 de noviembre en las instalaciones de la Escuela Preparatoria San Andrés, de Guadalajara, Jalisco, un joven menor de edad agredió a martillazos a sus compañeros de estudios, hechos divulgados profusamente en las redes sociales que conmovieron a la sociedad jalisciense y que luego cundieron en todo el país por la increíble saña con que actuó el agresor.

El enajenado estudiante fue detenido por tres de sus compañeros, pero las autoridades policíacas ocultaron su nombre por ser menor de edad, sin embargo, se supo que el propio agresor se había manifestado a través de las redes como admirador y fan de Adolfo Hitler.

Es increíble cómo a tan corta edad se acumule en un individuo tanta fobia y rencor en contra de sus propios compañeros de estudios y se atreva a agredirlos de manera despiadada con la intención de asesinarlos, lo que refleja un alto grado de descomposición en la sociedad donde se desenvuelve.

Esas actitudes revelan quizá la falta de valores en el seno familiar o posiblemente sean reflejo de la constante apología que del delito provocan los medios de comunicación, con tanta difusión de las acciones de la delincuencia organizada y del poder que acumulan a través del dinero y del miedo.

Ese joven jalisciense, agresor despiadado y desalmado, bien pudiera ser un ejemplo de lo que produce la corrupción social de nuestros tiempos y la ausencia de valores espirituales en el seno familiar. ¿No cree usted?.

En temas más amables, como dice el alcalde Armando Martínez Manríquez, Altamira está viviendo su mejor momento y es verdad, hoy pasa usted por esa ciudad y de seguro notará la transformación que la actual administración municipal ha logrado en tan solo tres años. Hoy sus calles lucen bien pavimentadas y conservadas, sin basura, sin baches y sin fugas de aguas residuales o limpias, con parques y jardines bien conservados y paseos familiares bien cuidados.

Por la noche, toda la ciudad se encuentra profusamente iluminada y si va usted de Tampico por avenida Hidalgo, sabrá que ya entró al municipio altamirense por la belleza de sus arreglos navideños en las palmeras que adornan la avenida, luciendo miles de focos multicolores que anuncian la próxima Navidad y el Año Nuevo. Y al entrar a la ciudad, notará que no hay calle oscura y todas las arterias citadinas lucen iluminación con lámparas de alta intensidad, al igual que los espacios públicos y las colonias populares.

Pero no sólo eso, la verdad es que Altamira ya esa otra ciudad, diferente a la de los tiempos pasados y todo se debe a dos factores: Al intenso trabajo de Armando Martínez que desde las 5 de la mañana comienza su día, los siete días de la semana y al estricto control de las finanzas, donde ya se terminó la era de los derroches y de la corrupción.

Hoy Altamira es referente de una verdadera transformación de su vida política, ejemplo de trabajo continuo y de un profundo amor de quien hoy la dirige como alcalde.

P.D.- En la mañanera del lunes, Armando Martínez Manríquez lo manifestó con mucho sentimiento “Aquí nací y aquí tengo enterrado mi corazón y siempre lucharé por el bien de Altamira”.