/ miércoles 23 de octubre de 2024

Alfa y omega / Abrazos no tomatazos

Hace ya muchos años, cuando el auge de los carnavales simultáneos en Tampico y Ciudad Madero, el día en que se celebraba la quema del Rey Momo, en los límites de ambos municipios, allá por la antes avenida Ejército Nacional, se formaban grupos de jóvenes carnavaleros, cada quien del lado del municipio donde radicaban y llegado el momento, al grito de “ataque”, volaban tomates de lado a lado, como en una guerra pandillera que denotaba la rivalidad que se vivía en ambas comunidades.

Ese sentimiento de pertenencia territorial nació después de la separación de la antigua Doña Cecilia, que por decreto cercenó gran parte de Tampico, dejando la Playa Miramar ubicada en lo que ahora es Ciudad Madero.

De ahí en adelante, tanto los habitantes de uno y de otro lado se disputaban ser los “propietarios” de ese hermoso paseo, aunque a nivel nacional, tanto en el país y en el extranjero, a Miramar lo ubicaban en el puerto jaibo.

Con el tiempo Tampico creció y floreció como la más importante ciudad de las Huastecas, fama que adquirió cuando el auge petrolero y Ciudad Madero se quedó en el rezago, aun después de la creación del Sindicato número Uno de la fuerza laboral del oro negro, con la construcción de la Refinería de la compañía “El Águila”.

Pues bien, la rivalidad entre los dos municipios creció y fue Tampico el que floreció con el boom petrolero y el comercio de las Huastecas, aun cuando la fuerza laboral e industrial se encontraba en Ciudad Madero.

Pasaron los años y hoy, con la creación del “Pacto del Sur” en Tampico, Ciudad Madero y Altamira, con alcaldes surgidos del partido MORENA, el futuro de las tres entidades municipales se ve diferente, ahora existe armonía apoyada por el gobernador Américo Villarreal Anaya, quien ha sugerido que se aplique en el sur una sinergia política encaminada a la generación de proyectos conurbados en beneficio de todos los sectores surianos.

Seguro que Mónica Villarreal Anaya, Erasmo González Robledo y Armando Martínez Manríquez sabrán aprovechar la paz social que existe en toda la zona conurbada, para impulsar las obras que les son comunes a las tres ciudades, como, por ejemplo, el plan hídrico o el tren suburbano que uniría las tres comunidades.

Ya se terminaron aquellas inútiles controversias sobre a qué municipio pertenece la Playa de Miramar, ahora ese bello lugar ya no es de nadie, porque ahora, por Decreto del “Pacto del Sur”, La Playa es de Todos.

Así, sin rivalidades dañinas, al contrario, con solidaridad compartida y con visión humanista, los tres municipios caminarán rápidos y seguros hacia un mejor futuro.

Y parodiando al expresidente Andrés Manuel López Obrador, ahora, ni en los carnavales, ni bajo ninguna otra circunstancia habrá enfrentamientos, se repartirán abrazos, no tomatazos.

P.D.- Bien por el gobernador Américo Villarreal que fomenta el sincretismo político y social entre comunidades afines, en pos de un estado donde la solidaridad y la hermandad sean el principio fundamental de su fortalecimiento y transformación positiva.